El Cazador de verdad no bebe

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#StopAccidentesdeCaza

El alcohol es uno de los factores de riesgo más frecuentes implicados en los accidentes de tráfico, pero por desgracia, en ocasiones también se encuentra implicado en los accidentes de caza. 

 

Cuando salimos a cazar debemos estar en condiciones aptas para el ejercicio venatorio. Todos sabemos que cazar bajo los efectos del alcohol o las drogas, además de estar terminantemente prohibido, es muy peligroso.

 

Algunos cazadores no se paran a pensar a que riesgos se exponen ellos mismos y a sus compañeros de jornada. Algunos cazadores tienen por costumbre tomar algo de alcohol antes de sus jornadas de caza, en incluso en ocasiones, algún joven llega a la cita con pocas horas de sueño o alguna copa de más de la noche anterior. En el desayuno no falta el chupito de anís o el vino en las migas, y en el taco no falta el vino para celebrar un gran día de caza.

 

Hasta aquí está todo bien, siempre y cuando el consumo sea responsable y moderado, pero aquellos que abusan, son los que rompen las normas de seguridad y establecen peligrosos precedentes. Por fortuna son una minoría quienes incumplen esta norma, pero entre todos debemos combatir para erradicar estas conductas en el sector. La mayoría de las veces en las que un cazador bebe y caza no suele acabar sufriendo un accidente.

 

Por esta razón muchos de ellos piensan que no hay peligro y repiten este comportamiento que debemos perseguir y denunciar. Cuando se convierte en algo habitual, es cuestión de tiempo que termine por sufrir un accidente de caza. Cualquier alcoholemia por pequeña que sea, puede alterar la capacidad venatoria, incrementando el riesgo de accidente.

 

El alcohol produce alteraciones muy evidentes en el comportamiento y afecta a casi todas las capacidades psicofísicas necesarias para una caza segura y sin accidentes. Un cazador que ha bebido infravalora los efectos que tiene sobre su rendimiento y suele tener una falsa seguridad en sí mismo. Disminuye su sentido de responsabilidad y de la prudencia. Aumentan las conductas impulsivas que pueden derivar en infracciones. Una de las muchas alteraciones en las funciones perceptivas, si cazas bajo los efectos del alcohol, es el deterioro de la convergencia ocular, necesaria para calcular correctamente las distancias de disparo. El campo visual se reduce y aparece la fatiga ocular. Además, te será mucho más difícil mantener un nivel de atención adecuado durante la cacería y entonces ¿para qué hemos salido a cazar? 

 

Un cazador bajo el efecto del alcohol percibe peor las ladras, los sonidos, las distancias y aparece el exceso de confianza, que pone en peligro a sus compañeros de caza y a él mismo. Además, en el supuesto de causar un accidente en estado de alcoholemia, en el caso de daños propios estaría excluido.

 

Sin embargo, en daños causados a terceros, la aseguradora del causante, por ley se ve obligada a indemnizar al perjudicado, pudiendo repetir y finalmente el causante llegar a tener que afrontar la reparación del daño.

 

¿Vais a seguir tentando a la suerte?

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