MI PRIMERA ESCOPETA DE CAZA

Como amante del campo y de la naturaleza, siempre que escuchaba hablar de caza ponía el oído. Mi abuelo materno era cazador, pero por desgracia falleció muy pronto y no pude compartir con él esta pasión tan bonita. Por otra parte, mi abuelo paterno fue cazador de parany hasta que lo prohibieron y con él si que he compartido muchas noches de octubre esperando a los zorzales. Pero hasta que mi marido no empezó a cazar no me aficioné a esta actividad.

Siempre que le acompañaba en sus jornadas de caza con los amigos, entre todos me animaban a que me sacara el permiso de caza y armas para poder cazar con ellos. Así lo hice.

Cuando aprobé los exámenes era Navidad y como el permiso me tardaría en llegar le dije a mi marido que después de reyes iríamos a mirar una escopeta a la armería.

Siempre recordaré la mañana de reyes de ese año, cuando vino mi hija a buscarme a la cama y bajamos corriendo al comedor a ver que habían traído los Reyes Magos.

La ilusión de los niños es lo más bonito en esta época y esa ilusión me invadió a mi al llegar al comedor y ver que bajo el árbol había una escopeta con un lazo enorme que ponía "MAMÁ". No se quien llego más rápido a los regalos, si mi hija o yo. Me invadió una emoción y alegría que no puedo explicar, los reyes me habían traído una Breda Altair 12, mi primera escopeta.

Actualmente ya no la conservo, pero siempre me acordaré de esa escopeta que fue con la que aprendí a cazar. Mis primeros lances, mis primeras piezas abatidas y campeonatos ganados, aprendí a limpiarla y mimarla, lo bueno y lo malo fue con ella.

Aún me acuerdo del primer campeonato de caza menor con perro en el que participé, me caí y le pegué un golpe en la madera y la marqué, me dolió eso más que lo que me hice yo en las rodillas.

Siempre la tendré presente, mi primera escopeta de caza. Los momentos que he compartido con ella y el recuerdo de las magníficas sensaciones que me ha producido, en la emoción y alegría que sentí esa mañana del 6 de enero al verla debajo del árbol. Son emociones que solo los cazadores entenderán.