Normas básicas de seguridad en la Montería Tradicional

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Lorena G. Vizcaíno

Federación de Caza de Castilla y León

Colaboradora de Mutuasport

Con el inicio de la temporada de esta modalidad que tanto me gusta y que suelo practicar con mucha frecuencia, considero útil repetir unos consejos, que en cierta medida son básicos, pero que no siempre se suelen cumplir evitando así los temidos accidentes de caza.

 

Seamos conscientes de que en el campo no estamos solos y la seguridad es fundamental.

 

En primer lugar es indispensable el uso de prendas que nos aporten visibilidad y que se distingan perfectamente de los colores del campo, con los que solemos mimetizar nuestro atuendo. Mi elección y creo que la más generalizada es el color naranja, y  prefiero chaleco o chaqueta, ya que cuanto mayor sea la prenda mayor visibilidad nos da. 

 

Hemos de tener presente que una vez nos coloque el postor no deberemos movernos del puesto bajo ningún concepto. Él mismo será el que nos coloque y posteriormente una vez finalizada la jornada, el que nos recoja del mismo lugar donde nos dejó. 

 

Nunca nos mejoraremos, por nuestra seguridad y la de nuestros compañeros.

 

Tampoco iremos a pistear, esa tarea se debe llevar a cabo una vez haya finalizado la cacería, es decir, cuando ya no haya armas en posición de tiro ni se ponga en peligro la vida de nadie. Entiendo que nos pueda la curiosidad por saber que tan impresionante es la pieza que hemos abatido, pero del mismo modo son tremendamente igual de impresionantes la cantidad de accidentes que tienen lugar debido a este tipo de acciones. Recordemos que si los puestos están colocados como están, es atendiendo a medidas de distancia por seguridad, con lo cual no debemos pasar esto por alto bajo ningún concepto. En caso de agarre, lo acertado es esperar a que llegue algún perrero y remate a cuchillo. Y si acudiésemos a un agarre cuya proximidad sea  inmediata, avisaremos a nuestros vecinos para que nos tengan siempre localizados. Toda seguridad es poca.

 

Una vez colocados, y a la espera de recibir a las reses venideras, hemos de observar con detenimiento la posición que ocupamos, y tener en cuenta las instrucciones que previamente seguro nos dio nuestro postor. Norma de máxima seguridad: no se dispara al viso, ni al bulto, ni al monte donde se está llevando a cabo la batida con los perros. Hemos de tener la certeza de que esa bala se enterrará en caso de no impactar con la pieza. En cortaderos debemos tener muchísimo cuidado con los tiros a las reses que nos entren a contramano, es preferible no tirar. Nunca dispararemos sin estar completamente seguros de lo que estamos apuntando y nunca dispararemos en línea con nuestros compañeros.

 

Como buenos monteros, hemos de respetar los derechos de los demás miembros de la montería. ¿Qué quiero decir con esto? Que dejaremos cumplir las reses. Si una res se dirige en carrera hacia el puesto vecino, no interrumpiremos su carrera. Del mismo modo, sería conveniente una vez hayamos concluido, marcar bien las reses para facilitar posteriormente su recogida. 

 

Un aspecto que quiero destacar es el del respeto a los perros, ya que un comportamiento inadecuado con ellos puede confundir a toda una rehala. No hay que pegarles, si se agarran a la res abatida, no olvides que fueron ellos los que te propiciaron el lance. Es su premio, su recompensa. No está mal que muerdan durante un tiempo prudencial, después bien podemos ahuyentarlos con una rama, sin emplear la violencia. Si se diera el caso, que ojalá no, en el que por accidente matemos un perro, hemos de comunicarlo al perrero o dueño de la rehala lo antes posible. No estoy a favor de aquellos que se callan como si no hubiera pasado nada.

 

Y para ir  acabando, diré que las reses se discuten siempre en el monte, sin alterarnos, con educación y teniendo presente la regla de la primera sangre que es la que prevalece. En caso de polémica acataremos la decisión del capitán de montería o del organizador en su caso. Es la persona responsable de zanjar la discusión.

 

Y es que si cumplimos siempre con las normas dictadas por la organización, rara vez sufriremos percances, nosotros, y aquellos que nos rodean, dando lugar a la obtención de un buen resultado y todo ello gracias al cumplimiento de unas excelentes medidas de seguridad.

 

El mejor arma que podemos llevar al monte es la precaución y nuestro mejor trofeo la ilusión.

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