¡Salimos de caza! Primera sonrisa del día

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Ramón Sancho Fuentes.

Doctor en Medicina.

Especialidad Traumatología y Medicina Deportiva y Cazador. 

Sonreímos porque vamos a pasar unos momentos muy agradables quizás junto a la familia, y nuestros amigos practicando una actividad deportiva que mejorará nuestra capacidad física de agilidad y resistencia, nuestros reflejos, nuestra imaginación y, por qué no confesarlo, el placer también de compartir la mesa en un ambiente y con un menú diferente al habitual. Las sobremesas alrededor de un buen fuego son indescriptibles.

 

¡Qué maravillosa vuelta a casa con tan buenos recuerdos! Hasta aquí hemos llegado.

Y así tendría que ser siempre, pero a veces esta alegría queda empañada por situaciones que nunca tendrían que haber tenido lugar.

 

Es cierto que todos hemos preparado el equipo minuciosamente (estoy seguro de ello) y que además de la obligada parafernalia documental (licencias, seguros, etc.) tendremos las armas revisadas y comprobadas, la munición adecuada para cada arma o tipo de caza, el calzado potente (nunca los de tipo de caña baja incluso para los días calurosos en prevención de las torceduras), la ropa holgada que no impida movimientos extremos y la adecuada corrección óptica si procede junto a la necesaria cajita con nuestra medicación habitual de la cual haremos conocedores a nuestros  compañeros por si la precisáramos y no estuviéramos en condiciones de tomarlas por nosotros mismos.

 

¿Pero a nosotros quién nos ha revisado?

Si tenemos en cuenta las estadísticas veremos que la gran mayoría de cazadores son personas “veteranas” respecto a la edad; entonces procede - igual que lo hacemos con cualquier maquinaria- efectuar una revisión general antes de iniciar la temporada.

 

Lo ideal es someterse a una “prueba de esfuerzo” en donde se detectarán, o no, los puntos débiles de nuestra capacidad física para, en caso de que los hubiera, poder corregirlos a tiempo PARA PODER SEGUIR CAZANDO CON SEGURIDAD. Así se evitarían algunos incidentes cardiovasculares que, desgraciadamente, son una de las causas de fallecimiento entre cazadores cada año.

 

Con un estado de forma física correcto y el material a punto, viene ya la práctica en el medio natural que tendrá un excelente resultado si seguimos unas mínimas normas de prudencia y sentido común. 

 

Recordemos una vez más la diferencia entre ACCIDENTE e IMPRUDENCIA

 

- Un ACCIDENTE es el resultado indeseado de una situación IMPREVISIBLE e INEVITABLE.

 

- Una IMPRUDENCIA es debida a una situación PREVISIBLE y EVITABLE. 

 

Dando por supuesto que como deportistas cazadores somos personas cabales, valientes y generosas, tendremos presente ante todo una actitud prudente que evite cualquier situación de compromiso para nuestra integridad y la de nuestros compañeros. No hace falta enumerar aquí cuales son estas situaciones de todos conocidas. Así pues tranquilidad y a disfrutar. 

 

Si en un grupo aparece una persona que por su actitud ya demuestra que está fuera de la forma de pensar y actuar de este grupo, lo mejor para todos es rechazarla y así se evitarán futuros problemas de toda índole. Esta es otra forma de prevención.

 

El ACCIDENTE sobrevenido no tiene prevención razonable pero sí que hemos de ser muy prudentes a la hora de los desplazamientos con vehículos, ya sea por la meteorología (niebla, lluvia, hielo en la calzada) como por el estado de “euforia” consecutivo a una excelente jornada. En resumen: la actividad cinegética bien practicada, como corresponde a cualquier actividad deportiva es motivo para obtener y conservar un buen estado físico y mental que nos permita seguir practicándola durante muchos, muchos, años. A continuación se describirán algunos casos de incidencias de frecuente aparición con unos consejos para su prevención y primeros auxilios.

 

Puedes leer el libro completo de 'Medicina en la caza y en el campo' a través de esta enlace:

Avda. Reina Victoria, 72.
28003 MADRID
Tlfo. 915340444

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