Seguridad en las Esperas

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Sergio García Egea

Diario de un Esperista 

Durante la noche debemos extremar las precauciones.

 

Cuando la noche lo invade todo.

La espera nocturna no es una de las modalidades con mayores probabilidades de sufrir un accidente, pero la oscuridad es siempre un factor de riesgo. Por ello debemos seguir a rajatabla unas medidas de seguridad y nunca bajar la guardia.

 

La noche, la noche… que tendrá la noche…

 

Aunque pueda parecer lo contrario la espera nocturna no es una de las modalidades donde tengamos más probabilidades de sufrir un accidente de caza. Si bien es cierto que la noche siempre tiene su punto de peligrosidad, más que por los compañeros de otros puestos, por nosotros mismos. Pero de cualquier modo debemos cumplir, como siempre, unas medidas de seguridad para no comprometer nuestro día de campo.

 

Cuales son las recomendaciones que tenemos que tener en cuenta para no sufrir ningún percance durante nuestras salidas nocturnas en busca del de la vista baja:

-        Por un lado, revisar siempre, antes de salir al campo, todo nuestro equipo. Ver que llevamos aquello que sea necesario para nuestra seguridad. Llevar frontales luminosos o linternas de calidad para los desplazamientos al finalizar la espera, un pequeño botiquín con los elementos mínimos para una posible herida y realizar un examen exhaustivo del arma. Inspeccionar que la munición no presenta ningún defecto, que el arma no tiene ningún elemento que tapone la salida de la bala, que los mecanismos están en buen estado y que no se presentan detalles que puedan poner en peligro la integridad de esta en el disparo. 

-        En el desplazamiento al cazadero, llevar siempre todos los “bártulos” de caza en el maletero, el arma descargada y enfundada y las balas separadas del rifle o escopeta y en una mochila o bolsa perfectamente acolchada. 

-        Una vez aparcado el coche en la zona habilitada y antes de proceder a la pertinente caminata hasta la postura volver a revisar que no nos falta nada para la espera y la seguridad de la misma, haciendo hincapié en cualquier tipo de linterna que nos permita la salida del sitio seleccionado con total seguridad. Una vez emprendido el camino, llevar siempre el arma descargada y enfundada hasta llegar al puesto y estar acomodado, además de transportarla de manera que no se lleve ningún golpe o roce que pueda comprometer su buen funcionamiento. Al ir generalmente bastante cargados (cosa normal en las esperas, incluso en las de verano), tendremos que prestar especial atención donde y como pisamos para no tener ningún percance. Generalmente los puestos bien colocados son aquellos que están en los altos del monte o elevados y por lo tanto el desplazamiento a los mismos requiere de subir una pendiente acusada y escarpada, así que mucho mucho cuidado. 

-        En la postura, preparar todos los elementos que vayamos a utilizar, dejándolas a mano y por último cargar el arma y comprobar muy bien la distancia, ángulo de tiro y zonas de seguridad. El seguro siempre debe de estar accionado y solamente quitarlo antes del momento del disparo. Cuidado con la posición del arma y donde apunta cuando lo tengamos en las manos o apoyado. Hago hincapié en que los puestos deberían estar confeccionados para que el disparo se haga “enterrando la bala” en el suelo y mucho cuidado en las zonas de piedra con los posibles rebotes de la munición. El tiro nunca debe ir al viso ni perderse la bala en el horizonte. 

-        Al disparar, primero, siempre dejar cumplir al animal hasta una zona de tiro segura, segundo, estar tranquilo, apuntar correctamente identificando claramente la pieza a abatir para evitar sustos, quitar el seguro, oprimir el gatillo y una vez terminado el lance volver a poner el seguro. En aquellos lugares donde la luz artificial esté permitida utilizar esta si existe la más mínima duda de a que se está disparando. Daremos ventaja al animal, pero la seguridad prima ante todo. 

-         Si el lance ha tenido éxito, descargar el arma lo primero, recoger todos los trastos de la espera, dejar pasar un tiempo prudencial y bajar a recoger al animal asegurándonos en todo momento que está completamente “muerto”. Los jabalíes heridos, aunque no sean grandes, nos pueden complicar la vida. Para ser perfeccionistas, el acercamiento debería realizarse en contra del aire y si hay pendiente de arriba hacia abajo. 

-        Si el lance no ha tenido éxito, descargar, recoger, y utilizar una linterna (preferiblemente frontal) para salir del puesto lo más en silencio posible, pero con un elemento que permita, si hay compañero en las cercanías, ser visto con claridad. 

-        Si el lance termina con el animal herido y hay que pistearlo, procederemos como en el punto anterior y dejaremos el pisteo para el día siguiente, con luz del día, avisando a las autoridades oportunas. En este caso tenemos que ser muy precavidos en su búsqueda y tomar todas las precauciones necesarias. 

 

Si tenemos todos estos factores en cuenta y nunca bajamos la guardia en la espera, aunque parezca menos segura por practicarse de noche, se puede considerar como una de las modalidades de caza más seguras.

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