Jesús Esteban Domínguez
Federación Extremeña de Caza
Colaborador de Mutuasport
Me gustaría empezar este artículo hablando de lo que de verdad significan nuestros perros de caza para nosotros.
No son una herramienta como muchos piensan, son compañeros, amigos, uno más de la familia.
Son tantos los momentos que pasamos con ellos, muchos incluso conviven con nosotros, tanto los que compartimos en nuestras jornadas de caza, en sus enseñanzas desde que son cachorros, la ilusión y las horas que depositamos en ellos, que es imposible no quererlos.
Me atrevería a decir que, de no ser por ellos, no sería cazador, me cuesta salir al campo sin la figura de mis perros delante de mí.
Muchos cazadores, criamos nuestros propios perros, y, ¿a quién no le ha pasado tener que criarlo incluso a biberón?
Desvelarse por las noches para darle sus tomas, o no pegar ojo por que lloraba, pero luego las alegrías que nos dan son recompensadas con creces.
Los perros de caza necesitan mucho más sacrificio que uno de compañía, que muchos días con sacarlo dos o tres veces, es más que suficiente.
Nuestros perros son como atletas, y para ello necesitan mucho entrenamiento, muchas horas y cuidados, buena alimentación y por supuesto, estar al día de vacunas y desparasitaciones.
La socialización, y una buena educación, es una parte importantísima, pues en el campo muchas veces nos podemos encontrar con ganado, y muchas situaciones a la que nuestro perro debe responder de manera normal y social.
Lejos de lo que piensan algunos, nuestros perros disfrutan cazando, son razas que están seleccionadas para ello, con lo cual necesitan actividad y que afloren sus instintos cinegéticos que llevan innatos.
