El compañerismo y la amistad en la caza

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Miguel Caruncho

Federación Gallega de Caza

Colaborador de Mutuasport

Que la caza es una actividad social se encuentra fuera de toda duda, es así como la contemplamos todos en nuestros días. Ahora bien, que además de ser una actividad social como muchas otras, la reflexión de que la caza tiene un componente mucho más gregario y empatizante está solo al alcance de aquellos que vivimos con pasión esta actividad.

 

Podría parecer que esta afirmación se antoja un poco exagerada, pero me pongo en contexto; cuando conocemos por primera vez a una persona se genera un vínculo que puede prosperar o no en función de las afinidades de las dos personas que se conectan, ahora bien, si esa otra persona te comunica que es cazador o cazadora se genera un vínculo especial, una especie de resorte en nuestro cerebro que nos impulsa a pensar “es de los nuestros”.

 

Esta afirmación puede tener su origen en las particularidades de la propia actividad cinegética, en ese arraigo atávico que tiene nuestra pasión, y me explico. En el pasado nuestros precursores eran cazadores oportunistas cazando pequeñas piezas y aprovechando los animales que los grandes depredadores dejaban después de saciar su hambre, fueron los “Homo habilis” los primeros en aunar sus fuerzas y conocimientos pudiendo así tener más éxito en sus cacerías, pasando del cazador solitario a la caza colectiva, generando con ello una sociedad entorno a la actividad de la caza, vital como se puede comprender para el desarrollo de la especie humana. Esa “moderna” manera de cazar la seguimos practicando en la actualidad en nuestras jornadas de caza en compañía de familia y amigos. Así pues, antropológicamente la caza es una actividad social y gregaria que genera un vínculo muy importante y que, a mi modo de ver, ha contribuido de forma muy importante a la evolución de la condición humana.

 

En nuestros días la caza se ha convertido en una herramienta de gestión de nuestro medio, la intervención humana mediante la caza es imprescindible en un medio natural irreversiblemente modificado por el hombre, y el que no quiera verlo así es un necio, bajo mi punto de vista. Pues bien, esa actividad tan necesaria, como incomprendida a veces, sigue siendo social, donde la necesidad se ha sustituido por amistad. Exactamente amigos, la amistad es lo que realmente marca la diferencia en la caza, es lo que nos mueve a recorrer cientos de kilómetros para compartir una jornada de campo junto amigos, o conocidos que antes o después pasarán a ser amigos, compartiendo lances, anécdotas y risas. No existe nada más bonito que compartir una jornada de caza con tu padre, con tu madre, o con tu hijo o hija, con tus abuelos o tus tíos, y sus compañeros de caza, esa nueva familia a la que vienes a formar parte y que te acogerá como “uno de los nuestros”.

 

A lo largo de mi vida he practicado algún deporte: fútbol, baloncesto, etc. y lo que he podido aprender de ello es el trabajo colectivo, el esfuerzo por la consecución de un objetivo y la amistad, esos amigos que el deporte te va permitiendo hacer. Pues bien, la caza es todo eso elevado a la enésima potencia, las amistades forjadas en la caza son para toda la vida, existirán momentos mejores y peores, pero el vínculo que genera la actividad cinegética está tan profundamente enraizado en nuestra alma como el propio instinto cazador, por eso los cazadores somos unas personas con una nobleza exagerada, ya que es un instinto tan atávico que es imposible en una acción de caza el maquillar o impostar nuestra propia personalidad, como dice un gran amigo: “en la caza y en la mesa es donde realmente conoces a una persona”, frase que suscribo punto por punto.

Así pues, AMIGOS vivamos la caza como nuestra pasión nos da a entender, lances inolvidables, preciosos parajes y grandes amigos que nos permiten resetear de los problemas diarios y cargar pilas para afrontar una nueva semana de rutina y trajín.

No perdamos nunca la emoción de una nueva cacería, el desvelo de la noche antes, no dejemos tirado al compañero porque ese día hace un “tiempo de perros”, dejemos la zona “más amable del monte” a ese compañer@ más entrado en edad que ya no tiene tantas piernas, cedámosle el lance a ese cazador novel que se está iniciando, en definitiva, seamos orgullos@s de ser CAZADORES.

Avda. Reina Victoria, 72.
28003 MADRID
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