Mi libro favorito de caza

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Judith Fabregat

Federación de Caza de la Comunidad Valenciana

Colaboradora de Mutuasport

Soy una gran aficionada a la lectura, me gusta sentarme en el sofá una tarde lluviosa, coger un libro y escuchar como cae la lluvia. Aunque en días soleados, también disfruto leyendo tumbada en la terraza de casa o en plena montaña, dejando volar la imaginación mientras leo. He leído toda clase de género literario y de caza, el libro que más me ha gustado ha sido El diario de un Cazador de Miguel Delibes.

 

El Diario de un Cazador es la historia de Lorenzo, un joven, el cual no tiene nada por regalado. Un relato de amistad y compañerismo, que narra como el protagonista a pesar de que la vida no esté a su favor, es siempre positivo y afronta las cosas tal y como son, intentando llevar la situación lo mejor posible. Y, también es una historia de amor, de ese primer amor, que no te lo quitas de la cabeza, como cita el propio Lorenzo: "No sé qué me da esta mujer que me tiene como tolondro".

 

Me gusta mucho como Miguel Delibes narra esta historia, ya que leyendo te teletransportas a los sitios donde sucede cada acto del relato gracias a la peculiar expresión y forma de narración que tiene. En este libro, hace ver que la cacería antiguamente era más que una afición para algunas personas, el profundo respeto por los animales de los que nos alimentamos y el gran amor por aquellos que son nuestra compañía.

 

Me encanta como cuenta lo que nos pasa a casi todos los cazadores el día antes de la abierta: "Estuve quitándole la grasa a la escopeta y me acosté temprano; pero, como me olía, no me pude dormir."

 

Cuando empiezas a cazar y fallas la mayoría de los tiros y te recalcan: "No es eso, mozo. No pares la escopeta cuando oprimas el gatillo. De otro modo, adelanta el tiro para que la pieza se encuentre con él".

 

Esa paciencia y respeto que tiene el verdadero cazador: "El viento casi me tumbaba, pero aguardé con paciencia tras el pimpollo, pues la perdiz cantaba allí mismo. Cuando la vi apeonar, a tiro, estuve por sacudirla, pero aguardé por el placer de observarla. El sol rompió una nube y el campo se llenó de colores. De la parte de la derecha llegaron otras dos perdices cantando confiadamente. Luego se me ocultaron tras una avena y dejaron de cantar. Esperé un rato y salí a por ellas. Las suponía encamadas y llevaba a punto la escopeta. El bando de lo menos veinte se me levantó de los pies."

 

Y los típicos dichos que siempre escuchas: "Decía mi padre, y con razón, que para cazar perdices en Castilla no hacen falta más que piernas y que el conejo, en cambio, no es caza ni tiro, sino tenazón. Estas enseñanzas me han sido muy prácticas en la vida y las he respetado como a la Iglesia."

 

Si te gustan las historias bonitas y el mundo rural, deberías leer esta encantadora novela del celebre Delibes, galardonada con el Premio Nacional de Narrativa en 1955, que construye un potente retrato de la España de mitad de siglo: empobrecida, humilde y resistente.

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