Silencio ¡Se Caza!

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Dña. Miriam Blanco Ruiz. 

Hospital General Universitario de Ciudad Real. 

Especialidad: Otorrinolaringología Día de caza.

 

Empieza la mañana con ilusión. Ver el amanecer, sentir el frescor de la mañana y la soledad del puesto apreciando los sonidos de la naturaleza como el cantar de los pájaros, el ladrido de los perros, la corriente del riachuelo, el movimiento o las pisadas de los animales. Sensaciones que una buena audición junto con la afición de la caza nos permite disfrutar del momento.

De repente, el cazador ve la pieza y dispara. Sonido intenso e impulsivo que rompe la armonía de la naturaleza poniendo en riesgo la audición.

La pérdida de audición inducida por ruido es un riesgo importante al que está sometido el cazador.

La exposición única a un sonido muy intenso o continua a sonidos fuertes pueden dañar estructuras del oído interno provocando una pérdida de audición inducida por ruido denominado traumatismo acústico. Esta pérdida puede ser inmediata o puede pasar un tiempo hasta que el cazador sea consciente de ella. No entender a otras personas cuando hablan, sobretodo por teléfono o en un ambiente ruidoso, tener la necesidad de subir el volumen de la televisión, son señales que nos deberían poner en alerta de una pérdida auditiva. Suele ser permanente, progresiva con el paso del tiempo y puede afectar a uno o a los dos oídos.

La exposición a ruidos fuertes también puede originar acúfenos, un ruido o zumbido que se percibe en el oído o en la cabeza. Estos ruidos pueden ser intermitentes o constantes. Su intensidad dependerá del daño auditivo, causando en ocasiones desesperación en las personas que lo padecen.

A este daño de la audición causado por el ruido, se le puede sumar la pérdida auditiva como consecuencia del envejecimiento, lo que puede resultar en una pérdida de audición grave. A este tipo de pérdida de audición por la edad se denomina presbiacusia.

Ante la sospecha de una pérdida auditiva, presencia de acúfenos o en personas expuestas a ruidos fuertes por su actividad laboral o aficiones como la caza, es recomendable visitar al otorrinolaringólogo para realizar un estudio de la audición. Estudio que consistirá en un interrogatorio clínico para analizar los síntomas que presenta el paciente, la exploración del oído mediante una otoscopia y valoración de la audición a través de una audiometría. Esta última prueba exige ser realizada por personal sanitario cualificado que podemos encontrar en los servicios de otorrinolaringología o en centros homologados para emitir certificados de caza. A través de ella, se puede diagnosticar patología derivada de la exposición reiterada al ruido que genera las armas de fuego.

El tratamiento de la pérdida de audición inducida por ruido es la PREVENCIÓN. Evitar la exposición de ambientes ruidosos, la utilización de medidas de protección individuales como tapones o cascos, o no consumir fármacos tóxicos para el oído son las principales medidas para proteger la audición.

Una vez instaurada la pérdida auditiva, sería necesario valorar mediante un estudio audiológico, la necesidad de llevar audífonos, dispositivos que amplifican los sonidos a su alrededor para poder oír, comunicarse y participar más plenamente en las actividades diarias.

La práctica de una buena salud auditiva es fundamental para poder disfrutar del placer del sonido percibido a través del oído, que tan importante es para la caza como para la integración social de la persona.

La caza exige silencio para obtener un buen lance ante el ruido inminente del disparo. El buen oído ayuda a conseguir este objetivo.Puedes leer el libro de 'Medicina en la caza y en el campo' a través de esta enlace:

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